El día de hoy ha comenzado y concluido de manera más tranquila.
A pesar de que ayer terminamos de instalar
los cuadros en el museo, hoy nos hemos vuelto a encontrar allí porque
habíamos quedado con el corresponsal de la agencia EFE en Shanghái. Esta
vez el único habitante de la fauna museística era el guarda de
seguridad chino que con gran pereza nos ha abierto, saludado y a nuestra
petición encendido las luces sin gran entusiasmo.
Quedan aun en las salas algunas huellas de la
instalación, como una escaleras, la grúa para los iluminadores y unos
cuantos muebles por allí tirados. Para mañana antes de la inauguración
queda pendiente la colocación de las mesas para la rueda de prensa,
alinear las cartelas y dar la última pasada de limpieza, aunque a eso
los chinos son poco dados.
En fin, como no podría ser de otra manera,
tras varios días de un radiante sol y su equivalente dosis de polución,
hoy por la mañana caían chuzos de punta, esperándose el mismo tiempo
para mañana. Bajo esta lluvia nos citamos con el corresponsal de EFE con
el que mantengo una animada charla sobre la exposición. El tipo era
encantador, además ha encontrado un hueco para venir a hablar conmigo
porque mañana tiene pendiente otras citas a la vez que tiene que cubrir
la sexta muerte por la nueva cepa de gripe aviar en Shanghái. Parece ser
que han encontrado una paloma muerta junto a los cerdos y han decidido
cerrar el comercio avícola en el mercado central de Shanghái y el
porcino está en barbecho. Siempre hay algo que le eclipsa a una, en este
caso es una paloma.
Después de nuestra animada charla ha
propuesto hacerme unas fotos delante del cuadro más grande. A pesar de
que le he advertido que sacarme fotos a mi no es tarea fácil (si no
salgo con los ojos cerrados salgo con la boca abierta haciendo una
mueca), se ha atrevido con la gesta y ha logrado sacar algo en claro
(poniendo la cámara en modo dispara rápido, todo sea dicho). Tal ha sido
la impresión de ver alguna foto mía decente, que Pelle le ha pedido el
favor de mandarnos algunas, aunque solo sea como recuerdo. Adjunto a estas líneas una de esas fotos que me hace bastante gracia.
A la salida de nuestra cita hemos
desembarcado en el barrio de las galerías que está en Taikong Lu donde
nos hemos dedicado a callejear. Se trata de una zona en apariencia
tradicional pero pija hasta decir basta. Es como un SoHo chino en el que
se junta la chavalería china y extranjera. Mucha cervecería que
pretende ser alemana, mucha tiendecita de ropa vintage, antigüedades y
abalorios. La zona mola para pasear pero la edad media de la población
no llega a los 22 años. Tanto es así que en un momento dado se apelotó
la gente cuando uno a uno los chavales empezaron a hacerse fotos junto a
una colección de botellas vacías de cerveza que decoraban el alfeizar
de uno de los locales.
En Taikong Lu |
Decidimos tomarnos algo por la zona y
acabamos en un japo cenado un ramen. La noche anterior habíamos ido a un
restaurante chino que nos recomendaron y que nos encantó. Lo más
pintoresco es como servían el té con una tetera metálica cuyo pitorro
medía más de un metro. Era como un híbrido entre porrón y regadera pero a
lo bestia. Yo ya con eso quedé fascinada.
Mañana es el gran día. Mi mayor temor es que el mal tiempo y el puente haga que los invitados causen baja.