Lamento la tardanza después de tan jaleado anuncio por mi parte, pero la verdad es que entre el avión y el trancazo que ha decido acompañarme durante la travesía, aun no había tenido ni tiempo ni fuerzas para escribir estas líneas. Además no se que tiene Nueva York que no te importa cuantas veces se visite, es una ciudad que te atrapa y te empuja a patear sus calles sin importar el frío, que en estos días parece intenso.
Como prometí voy a contaros el día a día de tan azarosa empresa que tal como pensábamos iba a ser titánica, por no decir imposible. El día no ha resultado fructífero pero si muy ilustrativo. Hoy nos hemos reunido con Juan Puntes director de la White Box. Con el hemos estado hablando de lo divino y lo humano hasta el punto de tener que correr para llegar a la siguiente cita (a la que hemos llegado imperdonablemente tarde) con Nacho Valle en la Y Gallerie. Afortunadamente ambos se encontraban ubicados en la zona de que va entre el lower east side y la antigua little Italy, una zona llena de pequeñas galerías con propuestas interesantes.
Ya de vuelta hemos pasado por el Rockefeller Center y he fotografiado lo que a mi me han resultado dos curiosidades del Manhattan de esta época del año:
Un trozo de calzada sin gente, la ciudad esta como el metro de Hong Kong en hora punta y el arbolito de este año cubierto de andamios. En definitiva, dos anomalías de esas que tanto me gustas. Ahí van: