Hoy el día no es que esté lluvioso, es que raya lo desagradable. El viento hace que la lluvia azote el cuerpo desde todos los ángulos posibles. Es como si unas ráfagas de aire cónico hicieran un remolino de agua dirigida al cuerpo sorteando con éxito el paraguas. De esa guisa nos vamos al PAMM.
Acompañados por Ana que nos va a presentar al director, aterrizamos en uno de los edificios más cucos de Miami, (lo cual no es difícil).
El PAMM o Pérez Art Museum Miami, es una institución público privada, que organiza una serie de eventos y exposiciones muy interesantes en Miami.
Mientras esperábamos, nos hemos dado una vuelta por la tienda del museo que es una maravilla, repleta de todo tipo de pijadas y abalorios inútiles y a cual más cool.
En el momento en que el director tuvo un hueco, están a tope ante la inminencia de Art Bassel, nos atendió muy amablemente pudiendo hablar con él unos minutos.
Tras la visita Pelle marchó al otro lado de la ciudad a una visita de negocios y yo me quedé con Ana visitando el museo.
En el pórtico del PAMM |
Por la tarde, nos dirigimos a Wynwood a visitar una galería con un concepto muy joven, cuyo socio nos explicó con detalle la realidad inmobiliaria de la zona y como habían evolucionado los precios de las naves, una locura.
Tras comer algo en uno de los locales típicos de la zona (muy cool, con comiditas pseudo orgánicas pero rápidas), marchamos a Coconut Grove a ver a Teresa, una galerista de Miami.
Tras esa reunión fuimos a cenar por el centro en el restaurante Bugatti, en muy buena compañía.